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La sesión reiki

¿Cómo es una sesión?

 

Recibir una sesión de reiki es una de las técnicas más inocuas y relajantes que existen. Aunque existen formas rápidas de recibir reiki, la más intensa y recomendable es la sesión en camilla cuya duración puede variar según el caso pero suele rondar los 45 minutos. Lo único que es recomendable quitarse son los zapatos y el terapeuta reiki trabaja sobre su cliente que reposa boca arriba o boca abajo lo más relajado posible, posicionando sus manos con mucha delicadeza en diferentes posiciones de su cuerpo.

En un ambiente muy relajante, con la tenue luz de unas lámparas de sal o unas velas, el aroma de una esencia y una temperatura adecuada, el terapeuta guía a su cliente a tumbarse en la camilla. Si es necesario, le cubrirá con una sábana o manta. Una suave música amenizará el ambiente acompañando a la tranquilidad y el sosiego. Le acomodará y le explicará que debe cerrar los ojos y relajarse. Puede incluso dejarse llevar por el sueño si este le invade. Nada debe preocupar en este momento a la persona que va a recibir la sesión, pues va a poder disfrutar de un rato de equilibrio, paz y sosiego.

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Una vez acomodado el cliente, el terapeuta dedicará unos minutos a si mismo para realizar una meditación preparatoria que le permitirá canalizar la sutil energía de reiki y luego transmitirla a través de las manos. Es muy importante saber que, el terapeuta nunca manipulará la energía de su cliente. Tampoco dará la suya propia, ni le podrá transmitir una dolencia, así como tampoco podrá adquirir la dolencia del cliente. Lo único que podrá transmitir, siempre que use única y exclusivamente las técnicas de esta terapia energética, será la energía vital universal (reiki). Por eso es importante que cuando se acude a un terapeuta reiki, este explique qué terapias utiliza durante la sesión, es decir, si solo usará reiki o quizás incluirá alguna más. Es siempre conveniente preguntar y que lo explique. Un terapeuta profesional y ético no tendrá problema en resolver las dudas de su cliente.

 

Tras la meditación preparatoria, comenzará a posar las manos suavemente sobre el cuerpo de la persona tendida en la camilla. Ese pose será tan suave que, a veces, ni siquiera llegará a tocarle. Esto es parte de las técnicas para transmitir la energía y será una experiencia relajante tanto para cliente como para terapeuta. La sensación más habitual durante la transmisión energética es la relajación, la sensación de equilibrio. Se puede notar un calor suave y a veces muy intenso en aquellas partes donde el terapeuta vaya realizando el posicionamiento de manos, aunque a veces se puede sentir algo fresco o una sensación parecida a una ligera brisa. En algunas partes del cuerpo se pueden notar estas sensaciones más que en otras. Y una sesión de reiki nunca puede provocar efectos negativos sino que siempre es una sesión de paz y equilibrio.

 

Durante la sesión, el terapeuta canalizará y transmitirá la energía con sus manos a lo largo y ancho de su cliente. Al ser un trabajo energético, no siempre le tocará físicamente sino que lo podrá hacer energéticamente.

 

¿Cuántas sesiones de reiki son necesarias?

 

Si lo único que deseas es una sesión antiestrés, con una o dos sesiones puede ser suficiente, pero lo más conveniente es que le comentes a tu terapeuta reiki tus dudas y que te dejes orientar por sus consejos. La decisión final siempre será tuya.

 

Lo más importante en el momento de recibir una sesión es apagar el teléfono móvil y dejar los problemas fuera de la sala durante una hora aproximadamente. Déjalos ahí fuera, en la puerta. Verás que seguirán ahí cuando salgas y los podrás volver a coger, solo que de manera más relajada y con la mente más clara. Eso te podrá ayudar a solventarlos antes.

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